DISCRIMINACIÓN Y VIOLENCIA EN EL MUNDO

La desigualdad ha sido siempre un drama difícil de controlar o eliminar, por eso hay quienes creen con justeza, que perpetua la desigualdad por sus efectos en las personas y sus consecuencias en las sociedades. Lo cierto es que no hay duda que ataca la dignidad y no sólo ofende, sino, vulnera ilegal e indignamente los derechos elementales de los ciudadanos al punto de lesionar a las personas por ser quienes son o por creer en lo que creen.

La legislación mundial ampara en términos generales los derechos de las personas, pero esto, no siempre ha sido así. Duras y largas batallas se han tenido que producir hasta hace muy poco tiempo para lograr suprimir las nocivas manifestaciones de discriminación. El que, no todos sean tratados por igual ha constituido un grave problema que las autoridades no han podido resolver, enfrentando situaciones extremas que han comprometido a comunidades enteras “en función de la raza, etnia, nacionalidad, clase, casta, religión, creencias, sexo, género, lengua, orientación sexual, identidad de género, características sexuales, edad, estado de salud u otra condición” ha señalado Amnistía Internacional en los estudios que produce sobre la materia.

El problema se agrava cuando además de las costumbres o creencias se ha permitido una legislación diferenciada entre ciudadanos cuya referencia respecto de la política, la ley o el trato son diferenciados, por ello, el cuestionamiento de estas prácticas en realidad constituye un esfuerzo por la paz ya que, cuestionar dichas normas u, omitir su aplicación, constituye un agravante que hacen posible las prácticas discriminatorias sin que la autoridad, cuando es consciente de ello, pueda garantizar que todas las personas por igual, puedan gozar de sus derechos en condiciones de igualdad. Como que no se ha logrado y por cuya razón, la lucha mundial contra la discriminación sigue siendo, en términos generales, contra todas sus manifestaciones, incluyendo aquellas que derivan en crímenes de odio que empiezan siendo simples expresiones que incitan la hostilidad y la violencia contra grupos minoritarios y terminan siendo conductas replicadas socialmente.

Cuando creíamos que, de alguna manera se iban superando estas nocivas experiencias, necesitamos volver a dar una mirada cuidadosa a cualquier expresión discriminatoria porque ésta, puede constituir la mecha que encienda una bomba cuyas consecuencias son realmente impredecibles.

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