MI BUEN AMIGO, EL “CHE” ORÉ

Oscar Ore Bazanta fue un personaje singularísimo y en varios aspectos de su vida y militancia, absolutamente confesional y adscrito sin concesiones a una causa. Gente como él -casi todos con sólidos valores, disciplinados, instruidos y algunos cultos siendo obreros- fueron parte del ejército civil de Haya de la Torre en todas las épocas y sobre ellos y su prestigio personal, se edificó esa conducta insobornable y trascendente que en el imaginario popular se vincula fuertemente a la fortaleza del gran movimiento aprista.
Educado en la ortodoxia de un hogar consagrado al catolicismo, sus inquietudes juveniles fueron guiados (o cubiertos) por la noble presencia de su madre, quien supo terciar entre las inquietudes políticas del Joven Oscar Ore y el carácter de su padre, un rectísimo policía de investigaciones que nadie supo cómo hizo para sortear las obligaciones policiales frente a las andanzas de un activista aprista impenitente como su hijo.
Profesor por vocación, se hizo abogado y filósofo tras un tiempo de reflexiones sobre la vida, la historia y el aprismo mientras seguía los pasos del maestro como solía referirse a Haya de la Torre, ponderando su personalidad, su acrisolada honradez, pero, sobre todo, esa inmensa capacidad de entrega a la causa de los desposeídos. Gozo del afecto de Victor Raúl y estuvo por encima de cualquier consideración circunstancial porque él si era discípulo, dedicándose íntegramente a difundir su obra, sin ambages, ni concesiones.
Militante leal y preocupado, fue rector de las Universidades Populares Gonzales Prada, dirigente e integrante varias veces del Comité Ejecutivo Nacional del PAP. Columnista permanente del periódico La Tribuna hizo de la difusión del aprismo una tarea inagotable. El presidente Alan García lo distinguió nombrándole Agregado Cultural en la Embajada del Perú en Argentina, país donde guardan extraordinarios recuerdos de su presencia y su aporte.
Agobiado por los problemas institucionales de su organización, sostuvo que los grandes problemas del aprismo de estos días, tienen que ver más con un serio proceso de desideologización interno que hay que revertir y que se inserta en otro problema mayor, el de falta de lectura y educación de nuestro pueblo. Tribulaciones que en conjunto lo agobiaban y que lo llevaron a irse justo en el mes de la fraternidad, de la manera como era él, discretamente, -brevemente habría dicho-, aconsejándonos en el caso del partido, ver el detalle para encontrar la razón.
Ahora que eres polvo en viaje a las estrellas, levanta tu pañuelo blanco al infinito “Che”, que el Jefe te espera y nosotros, banderas a media asta, nosotros entonamos el Paso, Paso a los Caídos y te extrañaremos mucho y gritaremos como el mártir Carlos Phillips: SEASAP,  que tu rectificarás completando la frase: Solo Dios Salvará tu Alma y sólo el Aprsimo salvará al Perú.

Que haya paz en tu tumba querido hermano.

JANET GAMARRA SOLDEVILLA

De andar entusiasta y presencia imposible de pasar inadvertida, Janet fue un cuadro aprista sanmarquino que se hizo aprista sobre los valores que el propio Haya de la Torre legó. En La Casa del Pueblo, en las coordinaciones del CUA, en las movilizaciones y la protesta, en la Escuela de Dirigentes, el Parlamento Universitario, en Villa Mercedes o en cada Mitin de la Fraternidad, su presencia era el signo de una vitalidad que proponía un aprismo del futuro, sin ninguna duda.
Pero no sólo ha sido uno de los cuadros femeninos juveniles mas representativos del aprismo durante toda una época, sino, uno de los mejores referente del periodismo comprometido luego. Abogada de causas justas, forjó a pulso un hogar en la misma línea de sus ideales, y su gran lucidez ideológica, marcha al compás de su acertado análisis de la realidad permitiéndole mantener un buen temperamento en el ámbito partidario y al mismo tiempo, un nivel destacado en la polémica con los viejos enemigos del partido.
Deslumbró como pocos al mismísimo Victor Raúl y a los líderes del aprismo en plena década de los años 70 y hasta la década siguiente se mantuvo muy activa. Es -lo repito- uno de los cuadros del mejor nivel partidario. Alejada incomprensiblemente en los últimos años de la actividad política, su imagen no ha podido ser superada y el respeto que inspira, creció a pesar de su ausencia, lo que explica el porqué saben quien es, incluso, quienes no la conocieron.
Un mensaje alude que está atravesando un serio problema de salud y es momento de brindar toda la solidaridad posible. Aquí están tus hermanos Janet, forjando la sólida cadena fraternal que lleve hasta ti, toda la fortaleza que necesitas para superar el impase, mientras la melodía sacrosanta de nuestra Marsellesa te invita a continuar en la brega por eso en lo que siempre creímos los últimos discípulos de Victor Raúl: la Justicia Social de Pan con Libertad.
Con fuerza Janet…

SON LOBOS CON PIEL DE CORDERO ¡Cuidado con los fascistas!

Cubiertos de sotanas impenitentes, predicadores entusiasmados con textos de autoayuda blandiéndolas a los cuatro vientos, van al mismo compás de los aventureros y mercaderes en la política actual, todos anunciando “tiempos nuevos” construidos sobre los muertos de la pandemia, en esa especie de tragicomedia que grafica patéticamente un momento de la vida en el que parecen asaltarnos todos los demonios y las plagas posibles, incluyendo, claro, el fascismo.

La verdad, es que no deberíamos sufrir los apremios que vivimos porque tuvimos tiempo y posibilidades suficientes para proveer mejores recursos y edificar refugios de vida sobre la prosperidad de épocas no muy distantes, en la que los recursos y la riqueza fueron dilapidados para dar paso a esos nuevos millonarios que, por puro afán corrupto, nos sumieron en el inframundo sórdido de esa increíble sucesión de gobiernos improvisados y mediocres que sólo nos legaron mayor frustración y desaliento.

Por eso las próximas elecciones podrían ser el punto de inflexión de aquella tendencia fatal y, aun con irremplazables ausencias, debería promover una mejor elección, conociendo a los personajes que participan y sus planes con la finalidad de superar los problemas y reconstruir moral, económica y políticamente al país. Pero esta es una elección llena de limitaciones, en medio del abandono de la población en la emergencia sanitaria, con una voluntad de fraude manifiesta y ciudadanos sin empleo y alimento cumpliendo el reto del ¡sálvese quien pueda! y para quienes la palabra futuro tiene un tufo a drama, justamente, el escenario ideal para el extremismo individualista y para el fascismo que avanza –como idea y como expresión política- montado sobre un encantador discurso populista y envuelto sutilmente en lugares comunes con la finalidad que no se les reconozca como los autores de la segregación, los campos de concentración, el exterminio de millones de personas con gas letal o, simplemente, como los promotores de guerras civiles en los que la muerte era preferible a sus regímenes de odio.

Aunque algunos despistados crean superada aquella experiencia, el fascismo supervive en la intolerancia, en la xenofobia, en las diferencias y en todas esas expresiones de violencia profundamente enraizado entre élites que no aceptan que  el mundo no es el mismo y que el pensamiento corporativista y totalitario, aun con nuevos actores y su aggiornamento, sigue siendo tan pernicioso como siempre, como lo prueban desde el practicismo del discurso populista, las experiencias autoritarias en Venezuela o Brasil, parte de Europa y hasta en USA, donde, con la complicidad de cierta prensa concesiva trató de imponer “un pensamiento alternativo” que sigue jugando con el razonamiento básico de Joseph Goebbels para obtener ventajas dentro del sistema hasta hacerlo implosionar, experiencias que promueven la idea de una democracia inservible y débil y que colocó a la cabeza del poder a personajes como Bolsonaro o Trump, típicos lobos con piel de cordero.

El social-fascismo, el neo-fascismo, el fascismo popular o simplemente, el populismo fascista, es una realidad, está aquí y se quiere poner de moda. No se siente socialista como antes, tampoco gusta de la exacerbación del nacionalismo chovinista y ante tanto mestizo eso de la superioridad de la raza como que no pega. Hoy está más cómodo en el iluminado mundo de la mediocridad y haciendo de las suyas con esa parte conservadora de una jerarquía eclesial que preserva tesoros materiales y está lejos del cristo de los pobres resistiéndose a dejar el oropel y el poder, mientras  en conjunto difunden un pragmatismo neoliberal que usa los quiebres y las grietas exhibidas en la sociedad democrática para mantener abiertas heridas que hagan posible imponer discursos desoladores, corrientes políticas y tipos de Estado​s totalitarios, autoritarios, antiliberales, antimarxistas, anticristianos, pero, sobre todo, abierta y profundamente antidemocráticos que convaliden su inexorable proyecto, por encima del bien común y las libertades.

En el Perú, el fascismo se organizó tras el movimiento Unión Revolucionaria que lideró Luis A. Flores, quien, con el respaldo de quienes predicaban en latin para que nadie los entendiera, co-gobernó con Luis Miguel Sanchez Cerro, presidente que desató una cruel cacería humana contra el aprismo opositor a su gobierno, protagonizando una represión brutal y el bombardeo de población civil inocente en la revolución de Trujillo producida el año 1932 con un saldo de muertes que significaron una herida sangrante en el corazón de la nación. Sanchez Cerro fue asesinado al año siguiente de la insurgencia popular de Trujillo y tras su muerte, desaparecieron sus seguidores (a quienes se conocía como “los camisas negras”) desactivándose tambien el partido U.R., aunque en verdad han mantenido en sigilo sus ideas y una muy activa presencia social, empresarial y hasta política.

El fascismo local ha esperado agazapado un nuevo momento y ahora está en campaña. Mete sus narices -como en sus orígenes- en medio de las familias con el pretexto de combatir “la decadencia” y lo hace con la bendición del Opus Dei que sugiere volver a las tradiciones. Actúa a través de membretes que promueven “democracias mucho más directas”, todas impositivas y con las que pretenden seguir ganando, por ahora, pequeñas batallas que sigan estigmatizando a los demócratas, sus enemigos de siempre. Los viejos terroristas del fascismo están de regreso a la acción directa y hay que denunciarlo. Fungen de pacíficos emprendedores que exigen una patria para los patriotas y promueven banderas como la expulsión de los extranjeros y el imperio de una manera más o menos uniforme de pensar, en la que el odio se convierte en la herramienta más usada porque facilita la reacción emocional que es propicia para la consigna, aun cuando vaya ésta contra la justicia, la tolerancia y el respeto.

Aunque no invoquen a Mussolini, Hitler o Franco, el neo fascismo peruano persigue nuevas adhesiones y se apresura a exhibir algunos éxitos individuales como modelo de prosperidad común, rindiéndole tributo a lo material, como si ello los hiciera mejores. Nutridos de xenofobia y promoviendo valoraciones simplistas, manejan una moral subjetiva con la que construyen una realidad montada en falacias en la que pretende usar para sus fines al mismo pueblo que desprecia. Tal vez, por eso, los signos de alarma “fascio” sean los exabruptos y las desinteligencias en una campaña en la que no pueden ocultar su verdadero rostro, distinguiéndose  entre quienes respaldan al criminal humaliento que llamaban «carlos» cuando asesinaba campesinos, el fujimorismo de cuentas pendientes, el vizcarrismo corrupto, el asesino del periodista Bustíos, el ignorante ex alcalde victorioso, quien ofrece “plata como cancha” y el mantenido morado, respecto de los cuales oponen una renovación -dizque popular- en la que un conservador a ultranza, integrante del Opus y en consecuencia, impedido de leer sin permiso ninguna obra considerada errónea como las de Marx, Freud, Nietzsche o Sartre, se viste de activo y prometedor empresario para promover la dimensión única de su verdad en medio de gente pobre a la que sorprende, como si no supiéramos que las considera, con Benito Mussolini, “masa descartable, hombres grises”.